EL TRASPASO DEL AÑO

Todos hemos escuchado alguna vez la noticia de un llamado «traspaso del año». Nos referimos al cambio de un jugador «estrella» por varios de otro equipo o por mucho dinero.

Durante el año 2013 una de las noticias más comentadas por la prensa fue la compra del joven futbolista brasileño Neymar por el FC Barcelona. El precio total: más de cien millones de euros por el jugador que todos querían tener en su equipo. Pero no ha sido en el mundo del deporte donde se ha dado el caso del traspaso de un jugador por la mayor cantidad de dinero: el precio más grande de la historia se pagó por ti.

¡Menuda sorpresa! Eso sí que no lo esperabas, ¿verdad? Dios dejó escrito que dio «naciones enteras por tu vida». ¡Tan importante eres para Él! La Biblia dice que Dios se interesa por cada una de las personas que viven en el universo, y está dispuesto a hacer todo lo posible para que nosotros le conozcamos a Él. Alguien dijo que no existe mayor amor que cuando uno da su vida por sus amigos. Pero Dios demuestra un amor mucho mayor, por cuanto Jesús murió por nosotros ¡cuando éramos sus enemigos! Sí, Dios dio no solo naciones enteras por ti, sino que dio lo mejor que tenía: a su propio hijo Jesucristo, para que todos los que creamos en Él tengamos vida para siempre.

Ese es el precio tan especial que nosotros merecemos para Dios, dar a su propio hijo para ganarnos a nosotros. ¿Cómo puedes seguir creyendo que para Dios no eres importante? Tan grande demostración de amor no puede ser ignorada. No puedes quedarte insensible delante de Aquel que fue capaz de darlo todo por ti. No hay nada que pueda compararse con el amor de Dios. Recuerda que TODO lo que hizo fue por amor a cada una de las personas de este mundo y, por lo tanto, por amor a ti. Él está dispuesto a dar lo que sea para ganarte y regalarte la vida para siempre. Ahora viene la pregunta más importante: ¿cómo vamos a reaccionar ante ese amor? Estamos comenzando un nuevo año, ¿cómo vamos a vivir? Si Dios nos ha dado todo, lo suyo es que le respondamos de la misma manera: dándole todo lo que somos y lo que tenemos. No porque tengamos que pagarle (¡es imposible!), sino que lo hacemos como agracedimiento a su amor. Todo le pertenece a Él.

Mi propia vida es suya: nadie dio tanto a cambio de ella.

DIOS HIZO TODO POR MÍ. ¿QUÉ HAGO YO POR ÉL?

Jaime Fernandez Garrido “Cambia de ritmo”

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