La escritura de hoy :
Ni Orville ni Wilbur Wright tenían licencia de piloto. Ninguno había ido a la universidad. Eran mecánicos de bicicletas, con el sueño y el coraje de tratar de volar. El 17 de diciembre de 1903, se turnaron para pilotar su Wright Flyer en cuatro vuelos. El más largo duró solo un minuto, pero cambió el mundo para siempre.
Ni Pedro ni Juan tenían licencia para predicar. Ninguno había ido al seminario. Eran pescadores que, llenos del Espíritu, proclamaron valientemente la buena noticia: «en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).
Los vecinos de los hermanos Wright no valoraron de inmediato su logro. El periódico local no creyó su historia y dijo que, aunque fuera cierta, los vuelos eran demasiado cortos para tener importancia. Llevó varios años más para que el público reconociera lo que realmente habían logrado.
A los líderes religiosos no les gustaban Pedro y Juan, y les ordenaron que dejaran de hablarles a otros de Jesús. Pero Pedro se negó rotundamente: «no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído» (v. 20)
Quizá no estés en la lista de aprobados, o algunos que están se burlen de ti. No importa. Si tienes el Espíritu Santo, ¡eres libre de vivir valientemente para Él!
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