Padre nuestro

La escritura de hoy:

Casi todas las mañanas recito la oración del Señor; no valgo de mucho en el nuevo día hasta que no me baso en ella. Hace poco, solo había dicho las dos primeras palabras —«Padre nuestro»— cuando el teléfono sonó. Me sorprendió porque eran las 5:43 de la mañana. ¿Quién sería? La pantalla del celular decía: «Papá». Antes de que pudiera contestar, la llamada se cortó. Supuse que mi papá me había llamado por error; y así fue. ¿Mera coincidencia? Tal vez, pero estoy convencido de que vivimos en un mundo inundado de la misericordia de Dios. Ese preciso día, necesitaba la seguridad de la presencia de nuestro Padre.

Piensa un instante. De todas las formas en que Jesús podría haberles enseñado a sus discípulos a comenzar sus oraciones, escogió como punto de partida estas dos palabras: «Padre nuestro» (Mateo 6:9). ¿Casualidad? No, lo hizo con toda intención. La relación con nuestros padres terrenales es diferente en cada caso. Sin embargo, la oración correcta no va dirigida a «mi» o «tu» padre, sino a «nuestro» Padre, Aquel que nos ve y nos oye, y sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos (v. 8).

Qué tranquilidad maravillosa; en especial, cuando nos sentimos olvidados, solos o que no valemos nada. Recuerda, no importa el lugar o la hora, nuestro Padre celestial está cerca siempre.

De:  James Banks

Reflexiona y ora

¿Cómo puedes convertir la oración del Señor en parte de tu vida de oración? ¿Qué sentimientos te generan estas dos palabras: «Padre nuestro»?
Padre, gracias por escucharme.

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