Sea la luz

La escritura de hoy:

Cuando mi hija era pequeñita, solía decirle el nombre de las cosas que encontraba. Identificaba los objetos o le dejaba tocar algo desconocido y le decía la palabra para que entendiera el vasto mundo que estaba explorando, y adquiriera vocabulario. Aunque mi esposo y yo esperábamos (o ansiábamos) que su primera palabra fuera Mamá o Papá, nos sorprendió con otra totalmente diferente: un día, su pequeña boca susurró duz; un eco dulce y mal pronunciado de la palabra luz, que yo le había dicho poco antes.

Luz es una de las primeras palabras de Dios que se registra para nosotros en la Biblia. Mientras el Espíritu de Dios se movía sobre una tierra oscura, desordenada y vacía, Dios introdujo luz en su creación, diciendo: «Sea la luz» (Génesis 1:3). Dijo que la luz era buena, lo cual sostiene el resto de las Escrituras: el salmista explica que las palabras de Dios iluminan nuestro entendimiento (Salmo 119:130), y Jesús se refiere a sí mismo como «la luz del mundo», que da vida (Juan 8:12).

La primera expresión de Dios en la creación fue dar luz; no porque Él la necesitara para hacer su obra, sino para nosotros. La luz nos permite verlo e identificar sus huellas en la creación que nos rodea, discernir lo bueno de lo malo y seguir a Cristo paso a paso en este vasto mundo.

De:  Kirsten Holmberg

Reflexiona y ora

¿En qué áreas de tu vida necesitas más la luz de Dios ahora? ¿Cómo te ha ayudado su luz en el pasado?
Jesús, gracias por iluminar mi camino cada día.

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