Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús… (v. 1). Cuando era un niño en la aldea, me fascinaban las gallinas. Siempre que atrapaba una, la sostenía unos momentos y luego la liberaba con suavidad. Como creía que todavía la estaba sosteniendo, la gallina permanecía quieta. Aunque era libre, se sentía […]