Mientras calificaba unos trabajos de un curso de redacción que enseño, hubo uno que me impactó. ¡Estaba tan bien escrito! Pero pronto me di cuenta de que estaba demasiado bien escrito. Claro, era un plagio de una fuente en línea.
Le envié un email a la alumna diciéndole que su trampa se había descubierto. Recibiría un «0», pero podría escribir otro trabajo para una calificación parcial. Respondió: «Estoy muy avergonzada y arrepentida. Agradezco la gracia que me muestra. No la merezco». Le contesté diciendo que todos recibimos la gracia de Jesús un día, así que ¿cómo no mostrarle gracia a ella?
Hay muchas maneras en que la gracia de Dios nos beneficia y nos redime de nuestros errores. Pedro dice que salva: «Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos» (Hechos 15:11). Pablo afirma que ayuda a que el pecado no nos domine: «el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia» (Romanos 6:14). En otra parte, Pedro dice que la gracia nos permite servir: «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1 Pedro 4:10).
Gracia. Tan gratuitamente dada por Dios (Efesios 4:7). Usemos este regalo para amar y alentar a otros.
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