El Sol de justicia

La escritura de hoy :

La primera novela extensa de Ernest Hemingway, Fiesta, donde relata la historia de unos amigos infelices que llevan cicatrices, tanto literales como figuradas, de la Primera Guerra Mundial, refleja claramente las páginas del libro de Eclesiastés. Allí, el rey Salomón se refiere a sí mismo como «el Predicador» (v. 1), y tras señalar que «todo es vanidad» (v. 2), se pregunta: «Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo?» (v. 3). Ve que el sol sale y se pone, que el viento sopla de un lado a otro, que los ríos van al mar y este nunca se satisface (vv. 5-7); y que, en definitiva, todo se olvida (v. 11).

Tanto Hemingway como Eclesiastés nos confrontan con la terrible inutilidad de vivir solo para esta vida. Sin embargo, Salomón entrelaza indicios radiantes de lo divino, afirmando que hay permanencia y verdadera esperanza. Nos muestra cómo somos nosotros, pero también cómo es Dios: «todo lo que Dios hace será perpetuo» (3:4), y ahí yace nuestra esperanza.

Al enviar a su Hijo, el «Sol de justicia» (Malaquías 4:2), puso a nuestra disposición un nuevo significado, valor y propósito en la vida. Por medio de la fe en Jesús, somos reconciliados con Dios, y ya no andaremos a la deriva en un mar interminable que nunca encuentra satisfacción.

De:  Tim Gustafson

Reflexiona y ora

¿Qué ocupa tu tiempo y por qué? ¿Cómo podrías cambiar tus prioridades para seguir a Jesús?
Amado Padre, ayúdame a encontrar mi satisfacción en ti.

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