En 2021, se lanzó el Telescopio Espacial James Webb, que se implementó a más de un millón y medio de kilómetros de la Tierra para investigar el universo. Esta maravilla se asomará al espacio profundo y examinará las estrellas y otras maravillas celestes.
Es una pieza astronómica fascinante, y si todo va bien, nos proveerá fotografías y mucha información. Sin embargo, su misión no es nada nuevo. En realidad, el profeta Isaías habló de examinar las estrellas cuando dijo: «Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres» (Isaías 40:26). «Noche a […] noche», las estrellas hablan de nuestro Creador que creó este universo inmenso (Salmo 19:2); y junto con él, la infinita cantidad de cuerpos luminosos que adornan nuestro cielo nocturno (v. 3).
Y Dios mismo determinó la cantidad de objetos brillantes: «Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres» (Salmo 147:4). Cuando la humanidad envía sondas a explorar el universo, podemos disfrutar cautivados los descubrimientos que hacen, porque cada observación señala a Aquel que hizo el sistema solar y todo lo que yace más allá. Sí, «los cielos cuentan la gloria de Dios» (19:1), con las estrellas y todo.
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