Jill Price nació con hipertimesia: la capacidad de recordar con extraordinario detalle todo lo que le sucedió en su vida.
La protagonista del programa de televisión Inolvidable era una policía con hipertimesia, lo cual le daba una gran ventaja a la hora de resolver crímenes. Sin embargo, para Jill Price, esta condición no es muy divertida. No puede olvidar los momentos de la vida en los que la criticaron, experimentó pérdidas o hizo algo que lamentó profundamente.
Nuestro Dios es omnisciente (quizá una especie de hipertimesia divina); la Biblia enseña que su entendimiento no tiene límites. Sin embargo, en Isaías, descubrimos algo sumamente reconfortante: «Yo, yo soy el que borro tus rebeliones […], y no me acordaré de tus pecados» (43:25). El libro de Hebreos lo refuerza: «somos santificados mediante […] Jesucristo […]. Y [Dios] nunca más [se acordará] de [nuestros] pecados y transgresiones» (Hebreos 10:10, 17).
Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, podemos dejar de reproducirlos una y otra vez en nuestra mente. Tenemos que dejarlos ir, tal como Él lo hace: «No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas» (Isaías 43:18). En su gran amor, Dios decide no recordar nuestros pecados contra nosotros. Recordemos esto.
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