Girasoles

La escritura de hoy:

Los girasoles crecen en cualquier parte sin requerir mucho cuidado: a los costados de las carreteras, bajo los comederos de aves, y en campos, colinas y valles. No obstante, para que produzcan una buena cosecha, necesitan tierra buena. «Con materia orgánica o fertilizada» —como dice el Almanaque del granjero—, los girasoles producen semillas ricas, aceite puro y un medio de vida para los laboriosos cultivadores de esta planta.

Nosotros también necesitamos «buena tierra» para crecer espiritualmente (Lucas 8:15). Tal como enseñó Jesús en la parábola del sembrador, la Palabra de Dios puede brotar incluso en terrenos rocosos o espinosos (ver vv. 6-7). Pero solo crece bien en «los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia» (v. 15).

Los girasoles jóvenes siguen el movimiento del sol durante el día; proceso llamado heliotropismo. Pero los más crecidos son más independientes: miran permanentemente hacia el este, para mantenerse más cálidos y atraer las abejas que las polinizan.

Al igual que quienes cultivan girasoles, nosotros podemos proporcionar un terreno fértil para que la Palabra de Dios crezca en nosotros, al retenerla con un corazón bueno y recto. Es un proceso diario: sigamos a Cristo y crezcamos.

De:  Patricia Raybon

Reflexiona y ora

Señor, brilla sobre mí diariamente para que tu Palabra crezca en mí.
¿Cómo está tu tierra espiritual: rocosa, con espinas o con buenos «nutrientes»? ¿Cómo impacta tu integridad y tu corazón seguir diariamente al Hijo?

0 Comentarios

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *