¿Alguna vez luchaste con un dragón? Si respondiste que no, el escritor Eugene Peterson no concuerda contigo. En su libro Una larga obediencia en la misma dirección, escribió: «Los dragones son proyecciones de nuestros miedos […]. Un campesino que se enfrenta con un enorme dragón es totalmente superado ». Su idea es que la vida está llena de dragones: problemas graves de salud, pérdidas repentinas de trabajo, matrimonios fracasados, hijos descarriados. Contra estos peligros y fragilidades enormes de la vida no podemos luchar solos.
Pero en esas luchas, tenemos un Vencedor, el supremo Paladín que luchó a nuestro favor y venció a los dragones que procuraban destruirnos. Sean estos fruto de nuestros propios fracasos o ataques de nuestro enemigo espiritual, nuestro Vencedor, Jesucristo, es más poderoso: «despojando a los principales y las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz» (Colosenses 2:15). ¡Las fuerzas destructivas de este mundo roto no pueden hacer frente!
Cuando entendamos que los dragones de la vida son demasiado grandes para nosotros, es el momento de comenzar a descansar en la ayuda de Cristo, y poder decir confiados: «gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo »(1 Corintios 15:57).
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