La escritura de hoy :
Cuando Bella, de cinco años, fue hospitalizada por cáncer, recibió musicoterapia como parte del tratamiento. Muchos han experimentado el poderoso efecto de la música en el estado de ánimo sin saber exactamente el porqué, pero los investigadores han documentado hace poco un beneficio clínico. Ahora la música se prescribe para pacientes con cáncer —como Bella—, Parkinson, demencia senil y trauma.
El rey Saúl recurría a una receta musical cuando se sintía atormentado. Sus asistentes vieron su falta de paz y sugirieron encontrar a alguien que tocara la lira para que se sintiera mejor (1 Samuel 16:16). Enviaron a buscar a David, hijo de Isaí, y a Saúl le agradó y pidió que se quedara con él para servirlo (v. 22). David tocaba para el rey cuando este estaba inquieto, y le aliviaba la angustia.
Ahora solo estamos descubriendo científicamente lo que Dios siempre ha sabido sobre el efecto de la música en nosotros. Como el autor y creador, tanto de nuestros cuerpos como de la música, nos prescribe una medicina para la salud que está disponible para todos, sin importar la época en que vivamos ni si podemos consultar a un médico. Y aunque no se escuche, podemos cantar a Dios en medio de nuestras alegrías y luchas (Salmo 59:16; Hechos 16:25).
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