Curación más profunda

La escritura de hoy :

El Domingo de Pascua en 2020, la famosa estatua del Cristo Redentor, en Río de Janeiro, Brasil, fue iluminada de modo que Jesús parecía estar vestido de médico. La conmovedora representación de Cristo como médico fue un homenaje a los numerosos trabajadores de la salud que batallaron en primera línea contra la pandemia del coronavirus. La imagen refleja la descripción común de Jesús como nuestro gran Médico (Marcos 2:17).

Jesús sanó a muchos durante su ministerio terrenal: al ciego Bartimeo (10:46-52), a un leproso (Lucas 5:12-16) y a un paralítico (Mateo 9:1-8), por nombrar algunos. Su interés por la salud de sus seguidores se demostró también al multiplicar una sencilla comida para alimentar a una multitud (Juan 6:1-13). Todos estos milagros revelan, tanto el poder como su amor genuino por las personas.

No obstante, el mayor acto de curación vino mediante su muerte y resurrección, como profetizó Isaías. «Por su llaga fuimos nosotros curados» de nuestra peor dolencia: la separación de Dios por causa de nuestro pecado (Isaías 53:5). Aunque Jesús no sana todas nuestras enfermedades, podemos confiar en que cura nuestra necesidad más profunda: recomponer nuestra relación con Dios.

De:  Kirsten Holmberg

Reflexiona y ora

Jesús, gracias por tu sacrificio que cura mi enfermedad espiritual. Te entrego también mis dolencias físicas.
¿Has experimentado la milagrosa curación espiritual de Dios? ¿Cómo te ayuda tu relación curada por el sacrificio de Jesús a soportar enfermedades físicas?

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