¿Te gustaría cultivar un mayor sentimiento de gratitud? George Herbert, poeta británico del siglo xvii, en su poema Gratefulness [Gratitud], alienta a sus lectores a alcanzar esa meta: «Tú, que me has dado tantas cosas, dame una más: un corazón agradecido».

Herbert reconocía que lo único que necesitaba para ser agradecido era, simplemente, tomar conciencia de las bendiciones que Dios ya le había dado.

En Romanos 11:36, la Biblia declara que Jesucristo es la fuente de toda bendición: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas». «Todas las cosas» abarca tanto lo extravagante como lo netamente terrenal. Todo lo que recibimos procede directamente de nuestro Padre celestial (Santiago 1:17) y como resultado de su amor hacia nosotros.

Al tomar más conciencia de las bendiciones de Dios, aprendo a cultivar un corazón que reconoce quién es la fuente de todas mis alegrías; pero, en especial, de aquellas que suelo considerar lógicas. Entre ellas: una mañana fresca para correr, una cena con amigos, preparar tostadas con mis hijas, la belleza de la creación y el aroma de un café recién preparado.

¿Qué son esas «tantas cosas» que Dios ya nos ha dado? Abrir nuestros ojos a esas bendiciones nos ayudará a desarrollar corazones agradecidos.