La importancia de los compañeros de oración

Eclesiastés 4.9-12

Mantener los brazos levantados por un período de tiempo podría no parecer una tarea difícil, hasta que uno lo intenta. No importa lo fuerte que uno sea, después de un buen rato se siente como si un enorme peso colgará de ambos brazos.

En Éxodo 17.8-16, Moisés oraba fielmente sobre una colina, mientras sus soldados estaban abajo, peleando contra los amalecitas. Mientras sus brazos estaban levantados, los israelitas prevalecían. Pero no podía mantener esa postura sin ayuda durante mucho tiempo. Necesitó que Aarón y Hur levantaran sus manos.

El Señor nunca esperó que Moisés hiciera el trabajo solo. Tampoco va a dejar que ninguno de nosotros sea absolutamente independiente; no es así como Él actúa. Dios ha creado su iglesia de tal manera que el mundo reconocerá a los cristianos por el amor de unos para con otros (Jn 13.35). Como dependemos en definitiva de Dios, también somos interdependientes entre nosotros.

Todo el mundo necesita a un Aarón y a un Hur, a personas que puedan sostener nuestros débiles brazos y ayudarnos en nuestras intercesiones ante el Señor. No necesitamos personas que respondan con comentarios críticos o simplezas. Por el contrario, nuestros compañeros de oración deben acercarse e interceder con nosotros y por nosotros.

Pídale a Dios que traiga a su vida personas que puedan elevarle en oración, de una manera fiel y amorosa, sin juzgarle ni esperar algo a cambio. Y si usted no está en la situación de Moisés en este momento, tal vez pueda ser un Aarón o un Hur para otra persona. ¿Quiere pedirle a Dios que le guíe a una persona que valoraría su intercesión por ella?

0 Comentarios

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *