Mi nuevo nacimiento a los cuarenta y ocho años

Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Efesios 2:8
La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17

«A los veinticinco años, cuando fui nombrado sacerdote, cursé un ciclo de estudios universitarios superiores. Allí empecé a sentir el vacío que había en mi interior. Me habían enseñado que la Biblia solo tenía un valor relativo y que en muchos ámbitos su veracidad era discutible. No obstante, decidí leer la Biblia para saber lo que ella misma dice. Así comprendí que ella es, al contrario, perfectamente fiable, que proviene de Dios y que enseña grandes verdades. Los hechos históricos que hallamos en ella son verídicos; todas las promesas de Dios son verdaderas, igual que las profecías. Los mandamientos bíblicos hacen que vivamos según la justicia (2 Timoteo 3:16-17).

Finalmente, después de largo tiempo, a los cuarenta y ocho años comprendí, solo mediante la Palabra de Dios, que Cristo murió en mi lugar en la cruz. Estaba maravillado al ver cómo la gracia de Dios puede actuar eficazmente solo por medio de la Biblia, presentando la persona del Señor Jesús…

Para explicar la vida abundante que Jesús ofrece y de la que gozo en la actualidad, no existen palabras más expresivas que estas: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2)».

Richard

0 Comentarios

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *