Misericordia para ti y para mí

La escritura de hoy :

Una de las consecuencias de la pandemia de COVID-19 fue la recalada de los cruceros y la cuarentena de los pasajeros. The Wall Street Journal publicó un artículo con entrevistas a algunos de los turistas. Comentando acerca de las oportunidades de conversar que le brindó la cuarentena, un pasajero bromeó sobre cómo su esposa —que tenía una memoria excelente— pudo reflotar cada transgresión que él había cometido, ¡y sentía que ella aún no había terminado!

Relatos así pueden hacernos reír, recordarnos cuán humanos somos y servirnos de advertencia si tendemos a aferrarnos demasiado a las cosas que deberíamos soltar. Pero ¿qué nos ayuda a tener una buena disposición ante los que nos hieren? Atisbos de nuestro gran Dios, tal como lo describe el Salmo 103:8-12.

«Misericordioso y clemente es el Señor; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados» (vv. 8-10). Pedirle a Dios en oración que nos ayude puede hacer que nos replanteemos venganzas malintencionadas o planes de castigo. Y puede impulsarnos a orar por nosotros mismos y por aquellos a quienes no les mostramos misericordia ni perdón.

De:  Arthur Jackson

Reflexiona y ora

¿A quién te viste tentado a lastimar porque te lastimó? ¿A quién puedes pedirle que ore por ti?

0 Comentarios

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *