Por debajo de la piel

La escritura de hoy :

José, un joven creyente en Jesús, visitó la iglesia de su hermano. Cuando entró, al hermano se le cayó la cara de vergüenza al verlo. Como vestía mangas cortas, los tatuajes de José se veían en ambos brazos. Su hermano le dijo que se fuera y se pusiera una camisa de mangas largas, ya que muchos de esos tatuajes reflejaban su pasado. De repente, José se sintió sucio. Pero otro hombre escuchó la conversación y llevó a José a ver al pastor, contándole lo sucedido. El pastor sonrió y desabrochó su camisa, y mostró un tatuaje grande en su pecho: algo de su pasado. Le aseguró a José que, como Dios lo había purificado interiormente, no necesitaba cubrirse los brazos.

David experimentó el gozo de ser purificado por Dios. Después de confesar su pecado, escribió: «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado» (Salmo 32:1). Ahora podía «[cantar] con júbilo» con «los rectos de corazón» (v. 11). Siglos después, Pablo citó el Salmo 32:1-2 en Romanos 4:7-8, declarando que la fe en Jesús lleva a la salvación y a una posición purificada delante de Él (ver Romanos 4:23-25).

Nuestra pureza en Jesús va muy por debajo de la piel, porque Él conoce y purifica nuestro corazón (1 Samuel 16:7; 1 Juan 1:9). Regocijémonos hoy en su obra purificadora.

De:  Tom Felten

Reflexiona y ora

Jesús, gracias por purificarme interiormente.
¿Con qué pecados del pasado has luchado? ¿Qué significa ser purificado y transformado por la fe en Jesús?

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