¿Qué haces cuando una montaña se interpone en tu camino? La historia de Dashrath Manjhi es inspiradora. Cuando su esposa murió porque no pudo llevarla al hospital, Manjhi hizo lo que parecía imposible. Pasó 22 años tallando una enorme abertura en una montaña, de modo que los otros aldeanos pudieran llegar al hospital para que los atendieran. Antes de morir, el gobierno de India lo condecoró por su logro.

A Zorobabel, unos de los líderes de Israel que volvió del exilio, le habrá parecido imposible reconstruir el templo. El pueblo estaba desanimado, sus enemigos se oponían y carecía de recursos o de un gran ejército. Pero Dios envió a Zacarías para que le recordara que la tarea requeriría algo mayor que un ejército poderoso, fuerza individual o recursos humanos. Se necesitaría el poder del Espíritu (Zacarías 4:6). Seguro de la ayuda divina, Zorobabel confió en que Dios allanaría toda montaña de dificultad que se interpusiera en la reconstrucción del templo y la restauración de la comunidad (v. 7).

¿Qué hacemos cuando hay una «montaña» delante de nosotros? Tenemos dos opciones: confiar en nuestra fuerza o en el poder del Espíritu. Cuando confiamos en su poder, la montaña se reducirá o tendremos la fuerza y la constancia para cruzarla.