Aliento a café

La escritura de hoy :

Una mañana, hace años, estaba sentado en mi silla cuando mi hija pequeña vino directamente hacia mí y saltó sobre mi regazo. Le di un abrazo paternal y besé suavemente su cabeza, y ella suspiró contenta. Pero, luego, frunció el ceño, arrugó la nariz y miró acusadoramente mi taza de café. «Papá —anunció con solemnidad—, te amo, pero no me gusta tu olor».

Mi hija no podía saberlo, pero dijo bondadosamente la verdad; no quería herir mis sentimientos, pero se sintió obligada a decir algo. Y a veces, nosotros necesitamos hacerlo con nuestros conocidos.

En Efesios 4, Pablo apunta a nuestra relación unos con otros; en especial, cuando decimos verdades difíciles: «Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor» (v. 2). La humildad, la mansedumbre y la paciencia son el fundamento de nuestras relaciones. Desarrollar estas cualidades con el apoyo de Dios nos ayudará a hablar «la verdad con amor» (v. 15) y a comunicar la palabra «que sea buena para la necesaria edificación» de los demás (v. 29).

A nadie le gusta que lo confronten por sus debilidades, pero cuando algo sobre nosotros «huele mal», Dios puede utilizar a amigos fieles para que nos hablen con gracia, verdad, humildad y gentileza.

De:  Administrador del sitio

Reflexiona y ora

¿Cuándo te confrontó alguien con humildad? ¿Qué piensas que es lo más importante cuando hablas con amor sobre las debilidades que ves en otros?
Padre, ayúdame a recibir las correcciones y a brindarlas con amor, gracia y mansedumbre.

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