¡Escuchemos las informaciones!

El Dios de dioses, el Señor, ha hablado, y convocado la tierra, desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. Salmo 50:1
Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Isaías 34:1

El hombre de hoy es un hombre informado. Cada día el periódico le ofrece todos los detalles sobre lo que sucede en el mundo. Durante todo el año, la radio, la televisión e Internet rivalizan para que siga en tiempo real lo que ocurre en el planeta.

¿Sacamos lecciones de estas informaciones, sea colectivamente o cada uno en particular? Por ejemplo, ¿estamos dispuestos a poner en tela de juicio nuestra forma de vida personal?

Hay otra fuente de información menos escuchada, y sin embargo no debería dejar indiferente a nadie, pues puede transformar nuestro comportamiento. La tenemos mucho menos en cuenta que todo lo que conocemos cada día a través de los medios de comunicación. Ciertamente, es un libro muy antiguo, pero más actual que nunca. Nos informa sobre nuestro pasado así como sobre nuestro futuro. No solo nos expone los hechos, sino también sus causas y consecuencias. Establece las bases morales de las relaciones del hombre con su Creador y con sus semejantes.

Este libro es la Biblia, única fuente de información, perfectamente segura y a la vez perfectamente útil. Es la Palabra del Dios que nos creó, por lo tanto es primordial leerla y tener en cuenta lo que nos dice, siguiendo sus enseñanzas. Por medio de ella podemos encontrar el verdadero sentido a nuestra vida, fundarla y construirla sobre una base sólida, edificar nuestra casa sobre la roca, como dice el evangelio empleando esta imagen (Mateo 7:24-27).

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