Los escritos anteriores al nacimiento de Jesucristo forman el Antiguo Testamento. Centrados en el pueblo de Israel, trazan la historia de la humanidad desde su origen bajo un aspecto histórico, poético o profético. Muchas profecías ya se cumplieron y otras aún no.
Los cinco primeros libros del Nuevo Testamento cuentan la venida de Jesús, el Hijo de Dios, al mundo, su vida, su muerte y su resurrección, y luego los comienzos de la Iglesia. Los siguientes exponen la doctrina cristiana, y el último abre una ventana sobre el futuro.
Cada página es inspirada por Dios, quien nos da una enseñanza moral y nos interpela. No podemos estar abiertos a ciertos textos y rechazar otros. Por ejemplo, no podemos disociar el amor insondable de Dios y su absoluta santidad. No podemos reivindicar su gracia y al mismo tiempo negar la culpabilidad del hombre. Tenemos que recibir la Biblia en su conjunto, incluidas las páginas que nos molestan. Es la única actitud sensata de una criatura que descubre lo que su Creador quiere decirle. ¡Dios ha hablado, y debemos creerle!
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