Fidelidad futura

La escritura de hoy :

Sara perdió a su madre cuando tenía solo catorce años. Poco después, ella y sus hermanos se quedaron sin casa. Años más tarde, Sara quiso dejarles a sus hijos una herencia que pudieran transmitir de generación a generación. Trabajó duro para comprar una casa y darle a su familia el hogar estable que ella no había tenido.

Invertir en una casa para las siguientes generaciones es un acto de fe hacia un futuro que aún no se ve. Dios le dijo al profeta Jeremías que comprara un terreno antes de que los babilonios sitiaran violentamente Jerusalén (Jeremías 32:6-12). Tales instrucciones parecían sin sentido, ya que poco después, todos sus bienes serían confiscados.

Pero Dios le prometió al profeta: «Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo» (v. 42). La inversión del profeta era una señal palpable de que Dios, en su fidelidad, repatriaría a los israelitas. Aun en medio de un ataque terrible, el Señor le prometió a su pueblo que la paz regresaría: las casas y las propiedades volverían a comprarse y venderse (vv. 43-44).

Hoy podemos confiar en la fidelidad de Dios y decidir «invertir» en la fe. Aunque quizá no veamos una recomposición terrenal de toda situación, tenemos la seguridad de que, un día, Él corregirá todo.

De:  kgp

Reflexiona y ora

Dios, ayúdame a confiarte mi futuro.
¿Qué te hace perder de vista la fidelidad de Dios? ¿Cómo puedes «invertir» a la luz de la restauración que Él promete?

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